Empezando por los asientos, difícilmente podrás saber si te convienen más unos de espuma de 25 o 32 kilos u otros de muelles ensacados si no puedes sentarte en unos después de los otros para poder comparar. ¿Cómo conocer la verdadera utilidad de unos asientos deslizantes sin poder probarlos o cómo ibas a saber si te resulta más cómodo un respaldo fijo o uno reclinable sin acomodar la cabeza en ambos?. ¿No resulta menos fría la chenilla que la polipiel en los asientos?
Detalles como el tipo de brazo: los más modernos, altos, rectangulares y acolchados, o los más clásicos con sus prácticas formas en cuña, perfectos para una buena siesta; como los respaldos ensacados, más fáciles de sacar el interior para limpiar, o los que van partidos en dos, con una bolsa independiente para la riñonera; como los tipos de patas, de madera o de aluminio; de fondo reducido para los cuartos de estar o amplios y confortables para los salones.
Los sillones de relax, con sus mecanismos más o menos horizontales, de poder probarlos en la tienda a verlos en una bonita foto hay una gran diferencia: la que hay entre acertar o equivocarse.
Por no hablar de los sofás con chaisse longue (las españolizadas "cheslons"), con todas sus variedades posibles: con mecanismos o sin ellos, con canapé abatible o sin él con pufs o brazos rectos, con chaisses de 160 cms o de 200 cms de brazo alto o bajo...
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